Introducción
 
 
 
 
Mediación comprometida
“El gusto por leer no puede surgir de la simple frecuentación material de los libros. Un saber, un patrimonio cultural, una biblioteca, pueden ser letra muerta si nadie les da vida. Sobre todo si uno se siente poco autorizado para aventurarse en la cultura letrada debido a su origen social o al alejamientos de los lugares del saber, la dimensión del encuentro con un mediador de los intercambios, de las palabras “verdaderas” es esencial”.
Petit, Michèle. Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura.
 
 
Formación de lectores autónomos
La formación de lectores autónomos se logrará cuidando y atendiendo al lector. Para ello se le ofrecerán lecturas diversas, generando encuentros con el libro que permitan desescolarizar la lectura y promover el placer de leer en todos los ámbitos.
La lectura es considerada como “...un medio para lograr la autonomía porque permite decidir qué es lo que queremos aprender, en qué momento y en cuáles circunstancias”.
“Es una actividad que exige la participación creativa del niño y en la cual tiene la capacidad de escoger y criticar; por lo tanto ayuda a formar su autonomía y a dar sentido y coherencia a la información que recibe por otros medios”.
Charría de Alonso, María Elvira y González Gómez, Ana. Hacia una nueva pedagogía de la lectura.
 
 
Contribuir a formar una sociedad lectora
La función del arte /1
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas dunas de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre
¡Ayúdame a mirar!
Galeano, Eduardo. El libro de los abrazos.
 
http://sololiteratura.com/abrazoslafunciondelarte.htm
 
 
 
 
El bibliotecario cómo mediador comprometido
 
La biblioteca escolar constituye un lugar de acción pedagógica autónoma que a través de la organización de una gran diversidad de materiales (impresos, audiovisuales, electrónicos, etc.) permite, con la mediación comprometida del bibliotecario, generar espacios de lectura que trascienden el marco de la escuela y se proyectan a la vida.
 
Crear, recrear, recuperar, utilizar, seleccionar y difundir información que se produce dentro y fuera de la institución escolar constituye un desafío diario para el bibliotecario. Hoy se está ante una biblioteca multimedia que ha incorporado nuevas técnicas y nuevos materiales de trabajo.Ya no sólo se conservan y gestionan documentos librarios, sino que el abanico de soportes se diversifica con los materiales audiovisuales y virtuales, que a su vez exigen otras competencias de búsqueda y análisis para su procesamiento y difusión.
 
 
Para ello, el bibliotecario deberá:
 
Favorecer los procesos por los que los docentes podrán acceder a la información conociendo cómo obtenerla, cómo comunicarla y cómo interpretarla.
 
Generar multiplicidad de situaciones o experiencias de lectura de los distintos códigos orales, escritos, audiovisuales y electrónicos, que permitan que niños, jóvenes y adultos amplíen su capacidad de aprendizaje.
 
Contribuir a la formación de una actitud científica.
 
Fomentar la creatividad, la recreación y el placer de leer partiendo de un vínculo activo y abierto a las necesidades y deseos de los diversos sujetos.
 
Todo ello en función de la formación de lectores autónomos.
 
El bibliotecario es un activo gestor, un animador social, que hace llegar el libro y los otros documentos a sus destinatarios. Es un dinámico agente social cuya función constituye un imprescindible servicio para responder a todos aquellos que buscan y requieren de la lectura y la información como algo indispensable. También deberá ser un cálido promotor para acercar a quiénes han sido de alguna manera expulsados del camino de la lectura y transformarlos en lectores.
 
Generar situaciones de lectura supone en todo momento, leer en función de la vida, de la escuela, de los proyectos institucionales. Se lee para responder a la necesidad de vivir con los demás, para comunicarse, para descubrir, para jugar, para fabricar, para alimentar y estimular la imaginación, para hacer y para ser.
 
 
El bibliotecario contribuye a formar lectores, cuando:
 
ofrece diversidad de materiales, impresos, audiovisuales y electrónicos
 
garantiza un fácil acceso a la información y a todas las acciones desarrolladas en la biblioteca
 
aporta a los lectores propuestas libres, abiertas, flexibles que consideren sus conocimientos, sus experiencias, sus relaciones con la comunidad, la importancia de su participación, sus gustos, sus necesidades
 
plantea actos de lectura desde la perspectiva de un proceso de interacción entre el lector y el texto
 
integra todo esto en situaciones donde niños, jóvenes y adultos disfrutan cotidianamente de la lectura
 
Hoy reconocemos que la lectura trasciende el campo de lo educativo. Por eso la tarea actual de contribuir a formar una sociedad lectora, requiere del compromiso de todos. Es por ello necesario que el bibliotecario contribuya a crear las condiciones para que se desarrolle una conciencia social sobre la importancia y la necesidad de trabajar específicamente en políticas de lectura, para el ejercicio de la libertad, el conocimiento de sí mismo y el respeto por la vida.