En la historia
argentina y en particular en la historia de la educación,
el libro ha estado presente de distintas maneras, como elemento
de ejercitación, cartillas y silabarios. En el año
1842 Domingo Faustino Sarmiento tenía 31 años de
edad, irrumpe en la educación argentina y chilena con nuevas
ideas que despiertan encuentros y desencuentros. Su poderoso pensamiento
no menos inteligente y audaz sonaba contundente: "No se comprende
suficientemente cuantos cuidados deben prodigarse para que los
niños adquieran las ideas necesarias para poder leer con
provecho. Los vicios introducidos en las escuelas, el tono monótono
y odioso adoptado en la lectura, el leer por leer, sin conciencia
y sin otro objeto que el trabajo mecánico, hacen más
males a la cultura del pueblo que la falta de escuelas y escasez....".
Esto lo dijo en una nota publicada en el diario "El Mercurio"
de Santiago de Chile.
Sarmiento
ocupó desde su inicio como educador el papel central como
promotor del "libro en la escuela". Toda su fuerza,
sus ideas y su formidable pensamiento revolucionario en este sentido,
se escribió a lo largo de sus setenta y siete años
de vida. Decía: "Créese hoy que la suerte de
un pueblo no depende de la elección de un libro aplicado
a las escuelas provisorias, sino del conjunto de ideas, costumbres,
instituciones y tendencias que prevalecen en una época,
esto es, lo que constituye la educación pública.
La instrucción primaria tiene por objeto principal poner
en el niño los instrumentos de la civilización;
aprender a leer lo escrito, pintar las ideas, calcular los números
, dibujar las formas, etc..... "
Señalaba
además: "Los libros elementales de enseñanza
de la lectura para servir a su objeto tendrán por fin principal
facilitar y acelerar el aprendizaje de este arte y despertar,
si cabe, las primeras ideas de moralidad en el niño, suministrándole
ejemplos a su alcance y dándole nociones generales sobre
aquellos hechos que más le interesa conocer".
No cabe duda
que en Sarmiento se aúnan "pensamiento y acción".Toda
su lucha estaba orientada a encontrar el sendero, la guía
y la orientación de "educar el soberano", con
los mejores recursos: libros y bibliotecas. Fue un precursor,
adelantado en su época y un seguro visionario del futuro
de la educación argentina; sus ideas en este sentido son
hoy actuales: "La biblioteca para ser útil ha de ponerse
al alcance del lector, y no exigir que éste se traslade
a buscarla: ¿Por qué hay templos en todos los barrios?
El pan del alma debe estar como el mercado al alcance del consumidor"
y prosigue: "Los niños deben, pues, leer y éste
es un objeto principal al establecerse Bibliotecas Escolares."
Sarmiento
ejerció la presidencia de la nación entre los años
1868 y 1874 coincidentemente en este período se instalan
en la Argentina los primeros editores. Pablo Emilio Coni, francés
de origen, se instaló en Corrientes donde dirigió
la imprenta oficial. Desde 1857 a 1864, se radica en Buenos Aires.
Don Jacobo Peuser, emigrado alemán estableció su
primera librería y editorial "Librería Nueva",
en 1867. Proveniente de París, con una gran experiencia
como editor llega el joven alemán Guillermo Kraft, ubicando
su editorial en Buenos Aires en 1864. A don Angel de Estrada,
de gran experiencia editorial (1840-1918), que funda una de las
más importantes editoriales del país que aún
hoy día prosigue su labor a favor de la "cultura del
libro", le cabe el orgullo de establecer la primera fundición
de tipos para imprenta y además ser agente de los más
importantes fabricantes de maquinarias gráficas.
La suerte
está echada, el libro está instalado en la sociedad
argentina. Sarmiento es su voz, los editores sus ejecutores. Es
primordial y esencial que la escuela argentina sume su rol de
promotora y animadora del libro y la lectura en la educación
de los niños. En una conferencia a los maestros el 15 de
mayo de 1878 – el sanjuanino decía: "No hay
progreso real en educación que no comience por la infancia
y por el pueblo".
A partir del
año 1880, consolidadas las empresas editoriales y aumentando
la necesidad de producir "libros" para los niños
de las escuelas del país, nace una vigorosa industria editorial.
La editorial Angel Estrada produce desde 1880, el libro "El
Nene" de Andrés Ferreyra y José M.Aubin, primer
libro, segundo y tercero, con abultadas reediciones por más
de quince años. Otras editoriales como Pedro Igon y Cía;
Librería del Colegio, aparecen entre los años 1894
y la casa Editora Cabaut y Cía., en 1900. La edición
de libros de lectura constituyó un enorme aporte al mejoramiento
y progreso de la educación argentina y marcó un
rumbo ascendente en la calidad estética y de contenido
textual en sus impresiones desde 1900 a 1940.
Simultáneamente,
la edición de libros complementarios de divulgación
de diversas editoriales como Kapelusz, Sudamericana, Atlántida
y Abril, generan un espacio competitivo que pone a la industria
argentina del libro en uno de los lugares más destacados
de la lengua española.
Se publican
numerosos libros cuyos formatos, tipografía, ilustración
y textos gratamente escritos invaden el mercado del libro infantil
por primera vez y por extensión de falta de títulos
a la escuela argentina. Entre ellos: el libro del Centenario:
"La Historia Argentina de los niños en cuadros",
por los doctores Carlos Imhoff y Ricardo Levene, edición
Librería Nacional de J. La Jovane y Cía. Editores,
1910, es un libro curioso por su tratamiento temático y
una gran y variada ilustración de diversos realizadores.
En el año
1921 por iniciativa del entonces vocal y doctor Juan P. Ramos,
el Consejo Nacional de Educación, dictó una muy
importante resolución ordenando una recopilación
de la literatura popular folklórica, con el aporte y contribución
de los docentes de todo el país, el material reunido fue
luego cedido al Instituto de Literatura de la Facultad de Filosofía
y Letras, bajo la dirección de don Ricardo Rojas, donde
se encuentra y ha sido ordenado y catalogado para su estudio y
comprende alrededor de cuarenta mil piezas. Más tarde por
resolución de la Comisión Didáctica con fecha
del 12 de Junio de 1939, se forma una comisión para seleccionar,
adoptar y ordenar el material, proyecten la nómina del
nuevo y la fecha de entrega.
El 31 de octubre
de 1939 la Comisión integrada por la Directora, Profesora
Berta E. Vidal de Battini; Maestra y Prof. de Enseñanza
Secundaria; doctora Josefina Quiroga, Prof. Juan Alfonso Carrizo,
Director Prof. Fermín Estrella Gutierrez, Prof. Leopoldo
Marechal , maestro Señor Germán Berdiales; inspector
de música Athos Palma, Inspector de Música Prof.
José André y director doctor Enrique Mariani, bajo
la coordinación y presidencia del poeta y escritor Enrique
Banchs, decidió que se seleccionen, adapten y ordenen los
materiales recopilado, para armar el "primer volumen para
niños y el primero para adultos, para ser publicados oportunamente.
En el año
1940 se edita el primer volumen de esta selección: con
el título de "Antología Folklórica para
las escuelas primarias" y "Antología Folklórica
Argentina", para las escuelas de adultos; ambas editadas
en 1940. La investigadora y estudiosa Prof. Berta Elena Vidal
de Battini concreta la edición de "Cuentos y Leyendas
Populares de la Argentina", edición del Consejo Nacional
de Educación en el año 1960, distribuida gratuitamente
en las escuelas y bibliotecas escolares del país.
La editorial
Atlántida creada y dirigida por Constancio C. Vigil, además
de la legendaria edición de su libro de lectura "UPA"
cuyas inagotables ediciones recorrieron y recorren el país
como uno de los clásicos entre los textos de primera lectura,
aporta innumerables colecciones de libros de literatura informática
y de divulgación. Una mención especial a la revista
Billiken que se ha mantenido por más de 70 años
como la publicación infantil de mayor permanencia y tirada
del país.
Entre los
años 1945 y 1955, durante el primer gobierno peronista,
la instalación del libro recreativo y de entretenimiento
e histórico en la cultura y educación de los niños
es un acontecimiento único en la historia del libro escolar.
Fue una tarea que se efectuó a través del Consejo
Nacional de Educación, el Ministerio de Cultura y más
tarde por la Fundación Eva Perón. Se crea la colección
"Biblioteca Infantil General Perón", editada
por editorial Peuser, en el año 1949. Está compuesto
por doce títulos, entre otros: "Cuentos heroicos argentinos",
"El niño en la Historia Argentina", "Cuentos
del 17 de Octubre", "Historia de los Gobiernos Argentinos",
"Una mujer argentina: Doña María Eva Duarte
de Perón" y otros títulos. Simultáneamente
se edita y distribuye la Colección Naturaleza, editados
por Codex. La mayoría de estos títulos fueron escritos
por Héctor Sánchez Puyol (seudónimo de Héctor
Germán Oesterheld) . Estos libros estaban referidos a temas
de divulgación científica excelentemente ilustrados
por el pintor A Amuchástegui. Entre otros títulos
cabe destacar: nidos de pájaros y vida de los colibríes
y aves del paraíso, aparecieron en el año 1949 y
circularon durante todos esos años.
La editorial
Sudamericana pone en el circuito comercial del libro su Biblioteca
Infantil en el año 1939, con libros como "El niño
Dios" escrito por Leopoldo Marechal e ilustrado por Ballester
Peña, Geografía argentina con textos de María
Rosa Oliver e ilustraciones de Horacio Butler y por último
"El General José de San Martín", escrito
por Rinaldini y bellamente ilustrado por Antonio Berni.
Durante todos
estos años la producción nacional de libros de lectura
y lectura complementaria se vio acrecentada y enriquecida por
nuevas editoriales como Kapelusz,-pionera en su momento en el
mundo editorial – por su renovado aporte gráfico
diseño y temática rica y novedosa.
A partir del
gobierno del Presidente José Cámpora 1973 y continuó
luego hasta 1975, con el entonces ministro de Educación
de la Nación Jorge Taiana, se impulsó y editó
"El diario de los chicos", publicación que llegó
a todo el país, en un formato exclusivo, con una gráfica
moderna e información de actualidad nacional e internacional.
Se publicaron "Historietas populares" con contenido
temático histórico y de divulgación científica:
"La vinchuca asesina", en la colección "Los
finales de la dependencia, historietas de la liberación,
intergrados por "La Vuelta de Obligado", "Chacho",
"A volar se ha dicho" "Felipe Varela", "Santiago
y su bosque", por la editora nacional Codex, en el año
1974.
El Primer
Plan de Lectura Nacional: "Leer es crecer", desarrollado
bajo la dirección de la profesora Hebe Clementi de la Dirección
Nacional del Libro, durante la presidencia del gobierno del Dr.
Raúl Alfonsín fue un proyecto sobresaliente y excepcional
por su diseño y alcance. Tuvo su mayor envergadura entre
los años 1986 a 1988 que concretó Talleres de escritura
y lectura a lo largo y ancho del país con más de
150 talleristas.
A partir del
gobierno peronista del Dr. Menem 1989-1999 y en particular desde
la implementación del Plan Social Educativo, el Ministerio
de Cultura y Educación volvió a ocuparse del "libro
en la escuela". Produjo estrategias y políticas inherentes
a su empleo en el aula y se afirmó con rigor en los planteamientos
curriculares en vigencia. Editó y edita "cuadernillos
y publicaciones" para llegar a todas las escuelas del país
y en especial a las más alejadas y desprovistas de recursos.
Adquiere y selecciona libros y arma bibliotecas áulicas
y escolares con los mejores títulos en circulación
en e mundo editorial del momento. El Plan Social Educativo completó
la puesta de 20.000.000 de libros en sus diversos proyectos de
las escuelas argentinas, son semillas, simientes que darán
sus frutos en los tiempos venideros.