La actual Biblioteca Nacional de Bolivia (BNB) tiene sus orígenes bajo la denominación de Biblioteca Pública de Chuquisaca ya que fue fundada con ese nombre en julio de 1825, un poco antes de la independencia boliviana declarada el 6 de agosto de 1825, en ese entonces se le asignó una parte del edificio del Palacio Legislativo.
Varios fueron los nombres asociados a su creación como el Mariscal Antonio José de Sucre –jefe del Ejército Libertador- y el General Andrés de Santa Cruz presidente del Departamento de Chuquisaca.
A diferencia de otras bibliotecas sus fondos iniciales no provenían de donaciones privadas, sino de adquisiciones específicas encargados a Buenos Aires por el mismo Sucre. Estas obras eran en su mayoría clásicos griegos y latinos, obras de autores españoles y franceses, libros de teología, y en menor medida de ciencias y artes. Poco tiempo después se adquirieron algunas colecciones de libros de órdenes religiosas como jesuitas, dominicos y agustinos. Éstas no sólo aumentaron su acervo, sino también lo enriquecieron, ya que había libros muy antiguos, incunables y primeras ediciones; muchos de los cuales hoy en día forman parte de su tesoro, siendo el más antiguo de 1493.
En 1838 por decreto del entonces presidente de Bolivia, Andrés de Santa Cruz, se crean bibliotecas públicas en diferentes lugares del país dependientes de la BNB, se especifican sus funciones, se les asigna un presupuesto determinado, y se establece que las imprentas deberán remitir a estas bibliotecas una copia de todos los materiales bibliográficos que editen. A través del tiempo esta política de bibliotecas sufrió intermitencias propias del acontecer socio-político, pero fue Bolivia uno de los países pioneros de la región en haber pensado y puesto en práctica un sistema de bibliotecas a nivel nacional.
A partir de 1880, y como resultado de la explotación minera, el país entra en una etapa de crecimiento económico, y es así como en 1884 la Biblioteca Pública de Chuquisaca se consolida como Biblioteca Nacional de Bolivia. Este período se lo conoce como la edad de oro de la bibliografía boliviana, incorporando además una importante colección de obras de filología americana editadas entre 1600 y 1700 en lenguas de pueblos originarios como: aymará, quichua, lule. En el transcurso de ese mismo año se crea el Archivo Nacional de Bolivia, que unos 50 años más tarde se fusionará con la BNB, marcando una política de organización institucional única en lo que respecta a las bibliotecas nacionales y archivos latinoamericanos.
En las postrimerías del siglo XIX la BNB continua con su etapa de expansión y crecimiento, constituyéndose así como una de las bibliotecas más importantes de América del Sur.
Bibliografía consultada
- Historia de las bibliotecas nacionales de Iberoamérica : pasado y presente. 2ª ed. México: UNAM, 1995
- Millares Carlo, Agustín. Introducción a la historia del libro y las bibliotecas. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1971
- World enciclopedia of library and information services. 3rd. ed. Chicago: American Library Association, 1993.