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Alejandra Pizarnik se quitó la vida un 25 de septiembre de 1972 en la ciudad de Buenos Aires, mientras pasaba el fin de semana fuera de la clínica psiquiátrica en la que estaba internada a causa de un tenaz estado depresivo.
Había nacido 36 años antes en la ciudad de Avellaneda. La muerte no le permitió ejecutar la novela que planeaba, sin embargo, la obra que la sobrevivió está integrada por títulos como Árbol de Diana, prologado por Octavio Paz, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura y La condesa sangrienta que conforman una de las obras más originales e influyentes de la literatura argentina.
La Biblioteca Nacional de Maestros alberga una parte de la colección personal de libros de la poeta legada por su amiga y editora Ana Becciú. Una mirada sobre el catálogo permite vislumbrar las elecciones estéticas y las afinidades literarias que poblaron sus textos.
Las anotaciones manuscritas de la escritora y los volúmenes dedicados por sus amigos sirven como bosquejo de su itinerario vital. La huella de sus años en Paris, sus trabajos como traductora y periodista cultural, la admiración y el afecto de sus pares aparecen reiteradamente en las abundantes inscripciones marginales de los libros a modo de indicio e invitación para el próximo lector.

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