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El viernes 21 de noviembre se realizó una tertulia en la Sala Americana de la Biblioteca Nacional de Maestros. Allí la licenciada Loreley El Jaber, docente de Literatura Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras –UBA- presentó el libro “Derrotero y viaje a España y las Indias” de Ulrico Schmidl.

El encuentro se enmarcó en el proyecto “Fabulosa travesía: un recorrido por la literatura y los viajes en las bibliotecas comunitarias”organizado por el programa Bibliotecas para Armar, de la Dirección General de Promoción Cultural del  Gobierno de la Ciudad de Bueno Aires, en el que la BNM participó.
 “Fabulosa travesía” es una propuesta pensada para acercarse a la literatura, sus mundos imaginarios y los escritores que los crean.

Breve presentación de la obra presentada

El alemán Ulrico Schmidl fue uno de los tantos extranjeros que vino al Río de la Plata atraído por las leyendas de riqueza vaticinadas por anteriores expedicionarios. Viajó junto a don Pedro de Mendoza y permaneció en las Indias desde 1534 hasta 1554 cuando volvió a Alemania instado por su hermano a repatriarse de la Asunción.

En 1567 Ulrico Schmidl publica en Baviera Derrotero y viaje a España y las Indias, el texto que relata sus vivencias y en el que describe, principalmente, el obstáculo que impidió la concreción de los sueños de grandeza con los que había zarpado: el hambre.

Ante la dificultad de poder dar cuenta de esta nueva realidad, de acuerdo con el tipo de representación llevada a cabo por los relatos de viaje previos, Schmidl inaugura la narración de un espacio que, en cierto modo, resquebraja los parámetros del imaginario conquistador europeo. Es la propia realidad la que impone la ruptura entre el ojo del espectador y la pluma, y a Schmidl no le alcanzan las tres lenguas utilizadas (indígena, alemán y español) para poder otorgarle al lector un despliegue amplio de la experiencia acaecida en esta tierra. El suelo parece ser el gran culpable, no sólo sustrae el alimento sino también el agua.

La degradación de la recompensa se hace evidente y, dado que este narrador ya no tiene palabras para transmitir lo inimaginable, por primera y única vez se permite maldecir en voz alta: “No he visto en mi vida un país malsano que éste”.
Un país que no le ofrece ganancias ni riquezas y que incluso lo despoja de sus bienes; un país que le otorga una vivencia infructuosa por veinte años y, así, la materia necesaria que hará de la escritura de ese espacio el único modo de capitalización posible.
Fotos del encuentro

Lic. Loreley El Jaber

 

 

 

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