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Hebe Uhart

El 2 de diciembre de 1936, en Moreno, provincia de Buenos Aires, nacía Hebe Uhart. Creció en una casa sin muchos libros ni tradición de escritura, pero recordaba la pasión de su madre para contar historias y un primo que la inició en la poesía.

Estudió Filosofía y comenzó una carrera literaria subrepticia, con ediciones de autor en editoriales pequeñas. Mientras, pasaba por todo el sistema educativo dando clases, donde desarrollaría su preciso poder de observación y su agudo oído. Consolidó un estilo reconocible desde su capacidad para dotar de maravilla lo cotidiano, de mirar con asombro el espectáculo de la vida.

Fogwill la consideraría como la mejor cuentista argentina, pero los premios (que no faltaron), la admiración y otros reconocimientos parecían tenerla sin cuidado. Su interés parecía mantenerse siempre en las historias cotidianas, en hablar con gente que fuese representante de los lugares que recorría y en conseguir que la escritura fuese similar a una oralidad propia.

La crónica fue uno de sus géneros fuertes, sus viajes fueron eternizados en libros como Viajera crónica, Visto y oído, De la Patagonia a México y De aquí para allá. También practicó la novela en obras de largo aliento como Leonor, Camilo asciende, Señorita o Mudanzas.

Tampoco le fue ajeno el teatro, distintas versiones de sus narraciones han sido llevadas a escena por prestigiosos intérpretes y directores. Sin embargo, su legado más perdurable sería en el cuento y en su pasión por formar nuevos escritores.

Muchas de las plumas más destacadas de la actualidad pasaron por sus talleres, es ella una pieza fundamental para entender a la literatura contemporánea.

Leerla invita a mirar con nuevos ojos lo que nos rodea, las personas que pasan, los trabajos que ejercemos. Siempre cálida y entrañable, Hebe Uhart fue tejiendo una obra que nos enseña a transitar mejor la vida. Dejó un decálogo (más uno) de los principios que ella consideraba fundamentales para escribir:

  1. No hay escritor, hay personas que escriben.
  2. Escribir es una artesanía, un trabajo como cualquier otro.
  3. Para escribir hay que estar, como decía Chéjov, “a media rienda”.
  4. La literatura está hecha de detalles.
  5. El primer personaje somos nosotros mismos.
  6. No importa el hecho en sí sino la repercusión del hecho en mí o en el personaje.
  7. Al personaje se entra por la fisura.
  8. Todo cuento tiene un “pero”. El “pero” me abre el cuento.
  9. Hay que saber observar y escuchar cómo habla la gente.
  10. La verdad se arma en el diálogo.
  11. El adjetivo cierra, la metáfora abre.

Llovió en Buenos Aires el 11 de octubre de 2018, día de su muerte. Despedida sobria y sentida de un paisaje que ella supo contar como nadie.

Podemos recordar a Hebe Uhart con sus textos, disponibles para su consulta en nuestra biblioteca.


Foto tomada de Revista Descontexto, consultado el 12/10/2018, 18:50 h.

 

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