Leopoldo Lugones y Oliverio Girondo. ¿Cómo unir a dos autores tan disímiles? ¿Hay un elemento que pueda establecer un vínculo, una interrelación entre Lugones, principal exponente del modernismo, y Girondo, referente de la vanguardia del siglo XX?
Martín Greco -investigador, guionista de cine y docente- encuentra ese elemento, ese puente, en los tranvías; sobre ellos giró su presentación, que tuvo lugar en la Sala Americana de la BNM el jueves 20 de septiembre.
Greco leyó el poema de Lugones “Luna ciudadana”. Se trata de la historia mínima de un joven que viaja en tranvía, desde su empleo en el centro hasta el suburbio pobre donde vive solo. El joven hace volar su imaginación para aliviar el tedio del rutinario viaje.
La acción comienza en el crepúsculo, cuando ya aparece la luna, el tranvía va quedándose vacío a medida que se interna en los arrabales. Solo quedan dos pasajeros más: un señor que lee el periódico y una muchacha.
El joven la estudia, sucumbiendo a su hermosura, y comienza a divagar sobre sus orígenes y sus amores. Un campanillazo interrumpe la ensoñación. La señorita da un salto y baja del tranvía.
La segunda sección del poema está marcada por la ausencia de la muchacha. En una cantina de arrabal el joven imagina una vida con ella, siente la nostalgia de un momento que puede haber sido y no fue.
La presentación de Greco avanzó con una introducción a la obra de Oliverio Girondo, mostrando distintas ediciones de “20 poemas para ser leidos en el tranvía”, una con dibujos del propio Girondo.
Esta obra abre con una idea: que ningún prejuicio es más ridículo que el prejuicio de lo sublime; “vamos a proponer una estética donde no nos detendremos en lo convencionalmente establecido como bello, sino que iremos a aquellas cosas pequeñas donde podamos encontrar la belleza” afirmó Greco.
Por último, resonaron los versos de la poesía “Pedestre”.
En el fondo de la calle, un edificio público aspira el mal olor de la ciudad.
Las sombras se quiebran el espinazo en los umbrales, se acuestan para fornicar en la vereda.
Con un brazo prendido a la pared, un farol apagado tiene la visión convexa de la gente que pasa en automóvil.
Las miradas de los transeúntes ensucian las cosas que se exhiben en los escaparates, adelgazan las piernas que cuelgan bajo las capotas de las victorias.
Junto al cordón de la vereda un quiosco acaba de tragarse una mujer.
Pasa: una inglesa idéntica a un farol. Un tranvía que es un colegio sobre ruedas. Un perro fracasado, con ojos de prostituta que nos da vergüenza mirarlo y dejarlo pasar (1).
De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe de batuta todos los estremecimientos de la ciudad, para que se oiga en un solo susurro, el susurro de todos los senos al rozar
(1) Los perros fracasados han perdido a su dueño por levantar la pata como una mandolina, el pellejo les ha quedado demasiado grande, tienen una voz afónica, de alcoholista, y son capaces de estirarse en un umbral, para que los barran junto con la basura…
En la edición ilustrada por Girondo aparece, en este poema, el dibujo de un tranvía. Así finalizó la Tertulia y nuestro paseo en los tranvías de Lugones y Girondo.
Postales de la Tertulia
Contamos con la presencia de familiares de dos de las mejores plumas de nuestra literatura: Susana Lange, sobrina de Oliverio Girondo, y María de los Angeles Marechal, hija de Leopoldo Marechal.
Obras de la Tertulia
Lugones, Leopoldo, 1874-1938. Lunario sentimental. Buenos Aires : Arnoldo Moen, 1909 (descargar en PDF)
Luna ciudadana. En: Lugones, Leopoldo, 1874-1938. Lunario sentimental. Buenos Aires : Arnoldo Moen, 1909 (descargar en PDF)
Ediciones de 20 poemas para ser leidos en el tranvía disponibles para consulta en la BNM.