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Visita guiada por la obra de Claudio Riquelme

El 23 de octubre se realizó la visita guiada por la exposición del artista Claudio Riquelme en el Espacio ArteBNM.

La directora de la BNM, Mariana Alcobre, abrió la muestra expresando que el arte nos permite nuevas lecturas y presentó a la profesora en Artes Visuales, Carolina Delgado, quien guió a los presentes por las obras expuestas.

La muestra celebra una naturaleza serena: paisajes abiertos, cardos, girasoles y álamos que se alzan sobre fondos límpidos y luminosos. Sensibilidad, sencillez, frescura y recuerdos de la infancia son improntas que marcan la obra de Riquelme.

Delgado nos introdujo en la vida y obra “del poeta del paisaje patagónico”, nacido en 1933 en Aguada de la Piedra -Río Negro- al pie de la cordillera de los Andes. Allí pasa la mayor parte de su infancia y juventud, alguna vez dijo el artista sobre su tierra:

“Yo recuerdo que era un lugar hermoso, porque pienso que el lugar en el que uno nace siempre es hermoso. El cerro Tapiliuque fue el atalaya de mi infancia, arriba de ese cerro se veían cosas maravillosas, las nubes acariciaban las montañas, se producía la descomposición de la luz solar. Era todo como un caleidoscopio, muy atrapante.”

De familia humilde, de niño fue pastor y boyero, y más tarde calderero ferroviario. Comienza a pintar a los 16 años y a los 24 decide irse a vivir a Buenos Aires. Ingresa a la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, la que abandona antes de finalizar sus estudios. Tenía gran destreza en el dibujo por lo que consigue trabajo como dibujante en publicidad y, al poco tiempo, se convierte en director de arte de una editorial porteña. En 1966 gana una beca del Fondo Nacional de las Artes y al año siguiente realiza su primera muestra individual.

La exposición en la BNM -que podrá visitarse hasta fines de octubre de lunes a viernes de 8:30 a 21 h y los sábados de 9 a 14 h- exhibe once de sus obras, todas son paisajes, en las que utiliza acrílico y óleo sobre lienzo.

Delgado comenzó el recorrido con la obra Los cardos subrayando:

“Riquelme siempre se vincula con su niñez, experimenta el contacto con la naturaleza y representa lo que él sentía. Podemos ver que sus pinturas transmiten mucha serenidad, mucha calma. No vemos drama, ni turbulencia. Podemos ver el uso del color, paletas muy armónicas y equilibradas con presencia de luz y colores luminosos.”

Santiago Pinasco, director de la Colección Alvear de Zurbarán, señaló que así era la personalidad del artista:

“Esta pintura es muy lenta de hacerse, alguien con una personalidad alocada no se podría permitir el puntillismo que se realiza muy de a poco y se tarda en hacer.”

Los cardos, 1999

La visita continuó con la obra Álamos en La Bonita. De lejos se puede apreciar un paisaje simple, pero al acercarnos se observan cada una de las pinceladas y una gran cantidad de puntos que forman el color. Esta técnica es el puntillismo, que exploró la mezcla óptica: de cerca vemos los colores separados y de lejos se compone el color.

Delgado mencionó que el artista era una persona que se emocionaba mucho y lloraba. Entendía que el llanto y lo húmedo eran una expresión de lo vital, de lo que está vivo. Afirmaba el pintor:

“Soy un contemplador de la creación, me gusta la salida y la puesta del sol, me emociona su imponencia”

Su trabajo era lento, por lo que lo llamaban el “pintor lenteja”. Pintaba logrando captar algo del momento, luego sacaba fotos de los paisajes para finalizar la obra en el taller. Hubo años en los que solo logró terminar dos o tres obras y cada cuadro podía llevarle seis meses de labor.

Álamos en la Bonita (Chubut), 2004

Tus raíces ancestrales, 2004

Frente a Tus raíces ancestrales nos detuvimos en su firma, siempre arriba a la izquierda. Como homenaje a sus ancestros, a su bisabuelo araucano, diseña una nueva grafía para su apellido creando su nombre artístico: RIKELME. La firma no es de trazos sueltos, sino que se encuadra entre dos líneas paralelas sugiriendo la forma de una guarda indígena.

El recorrido finalizó frente a la serie Girasoles en la que se distingue una paleta más saturada, con más luz y color.

En sus muestras se exponían dos o tres cuadros de girasoles. Los pintaba de distinta manera: abiertos y de frente, caídos y marchitos, y en otras posiciones.

“Ellos servían de adorno en los cercos de la casa de mi infancia, aún recuerdo el olor a aceite que se sentía en el verano.”

En 2004 realiza su última muestra individual en Colección Alvear de Zurbarán totalizando 24 exposiciones en Argentina y el exterior. Muere en Buenos Aires en el año 2006.

Delgado cerró la muestra concluyendo que el artista nació en el sur y siempre volvió a su tierra, no físicamente, sino a través de sus pinceladas:

Llevaba a la Patagonia grabada en el alma, le rinde tributo en cada una de sus pinturas.


Los que visitaron la muestra dijeron…

Exquisitas obras del maestro del puntillismo Rikelme. ¡Felicitaciones! -SP

¡Excelente muestra! Recuerda a Butler, pero en Rikelme se transmite aquel que es uno con el paisaje. No lo conocía. Gracias por hacérmelo conocer. -Ana Schmidt


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