Saltar al contenido principal

Ilustración de Emily Brontë

Hoy, 30 de julio, se cumplen 200 años del nacimiento de la escritora inglesa Emily Brontë. Parte de la prodigiosa familia de María Brankwell y el pastor anglicano Patrick Brontë que incluye también a las escritoras Charlotte y Emily y al pintor Branwell Brontë.

Su vida, tras la temprana muerte de su madre en el aislado pueblo de Haworth, se llenó con las historias de países remotos y sagas heroicas que inventaban entre hermanos y que serían el escenario de las poesías de Emily. Las esperanzas familiares estaban cifradas en el único miembro masculino de la prole, Branwell. Su escaso éxito como pintor y sus adicciones fueron atendidas en largas vigilias por Emily, quien durante esas noches escribiría la obra que la convertiría en leyenda: Cumbres borrascosas.

Las tres hermanas iniciarían un proyecto editorial para publicar sus poesías, vendiendo en total dos ejemplares. Lejos de desanimarse, cada una de ellas decidió encarar una novela con protagonistas femeninas lejanas a los estereotipos de su época. Son mujeres fuertes e inteligentes que viven historias apasionadas. En diciembre de 1847, se publicarían Jane Eyre (de Charlotte), Agnes Grey (de Anne) y Cumbres borrascosas (de Emily). Las tres contrariaron la moral de la época y fueron publicadas con seudónimos masculinos, siendo el de Emily “Ellis Bell”. La crítica de ese entonces distó de ser benévola para Emily, fue considerada una novela demasiado áspera para la moral victoriana. Como señala Ángeles Caso, biógrafa de las hermanas, “Emily Brontë hubiera encajado mejor en el momento actual que en aquel tiempo victoriano, feroz para el género femenino. Habría sido tal vez ecologista y feminista”. El éxito de Jane Eyre permitiría develar, luego, la verdadera identidad de las hermanas y redescubrir la obra de estas escritoras que desde un pequeño pueblo consiguieron dar cuenta de todo un mundo a partir de una visión única del alma femenina. Emily Brontë moriría de tuberculosis al año siguiente. Tenía 30 años. El tiempo ha puesto en su lugar a esta escritora, los estudios sobre su obra y su persona se suceden, sus reversiones y adaptaciones a otros soportes son moneda corriente y las generaciones presentes siguen encontrando tesoros en estos textos que nacieron por fuera de lo esperable de una época.

Un clásico, decía Italo Calvino, es un libro que siempre se está releyendo. Aunque sea la primera vez que abrimos el libro de Cumbres borrascosas, veremos que esos personajes ya habitaban en nosotros, que nuestra sensibilidad se sigue conmoviendo con Catherine Earnshaw, con Heathcliff o con Hareton. La obra de Emily es parte de nuestro mundo, esa sensibilidad contenida en una finca lejana interpela en presente al sentir cómo late debajo de cada línea la pasión de una mujer que es punta de lanza de un colectivo presente.

Desde la Biblioteca Nacional de Maestros invitamos a seguir conociendo más de esta autora.

 

Comentá esta noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.