“Suspensión de las pizarras de mano en las escuelas”

El objetivo de esta sección es dar a conocer piezas de valor histórico que constituyen el fondo patrimonial de la BNM a la vez que una invitación a consultarlas.

Hoy presentamos “Suspensión de las pizarras de mano en las escuelas” estudio presentado a las autoridades educacionales de la Provincia de Buenos Aires por el Profesor Atanasio A. Lanz y aprobado por el Consejo General de Educación en 1923.

El ejemplar lleva la firma de su autor y está dedicado, de puño y letra, a la Biblioteca del Consejo Nacional de Educación.

Atanasio Lanz fue el director de la primera escuela pública del Partido de Berazategui, fundada en 1877. Tenía título de Maestro de Enseñanza Primaria Elemental de la Escuela Normal de Victoria (Alava) España, que revalidó por examen en Buenos Aires. Su diploma lleva la firma de Sarmiento como Director General de Escuelas y Julio A. Costa como Secretario.

Dominar el arte de expresarse claramente por escrito

“Mientras desempeñaba las funciones de Director de la Escuela Normal Nº 4 del pueblo de Berazategui (…), presenté el estudio que se leerá a continuación, abogando por una reforma escolar: la supresión de la pizarra de mano en la enseñanza primaria (…). El consejo trató este tema en dos laboriosas sesiones y lo aprobó por unanimidad de votos, en la sesión del 9 de Noviembre de 1906”

Los ejercicios que han de hacerse

“La escritura es en parte una operación mental y, en parte, una operación mecánica, o bien, escritura propiamente dicha y caligrafía…”

Mientras que la primera parte es asunto de instrucción, la segunda lo es de “habituación” de adiestramiento de los músculos, de ejercicios, ya que para enseñar a escribir, son “muy pocos o ninguno los principios que han de explicarse y muchísimos los ejercicios que han de hacerse”.
Queda por determinar, según discuten si para ellos conviene usar lápiz, aunque no se diga si sobre papel o pizarra, o pluma y tinta. “Me permito suponer (…) que el cuaderno es más progresista que la pizarra desde el primer grado”, permite enseñar con menor esfuerzo, “más aún en nuestro país, donde generalmente los niños frecuentan la escuela poco tiempo y en la edad que no es la indicada para que los conocimientos sean más duraderos”
Si se los tiene algunos años escribiendo en las pizarras, o cuanto mucho, alguna vez, en algún cuaderno con lápiz, resulta que pasan con mala letra, con poca práctica, y si dejan la escuela… no llegarán a poder expresar sus pensamientos ni sus necesidades como personas.

El cuaderno como prueba

“La pizarra favorece la pereza del magisterio. Como que se borra lo que se escribe, ninguno se puede dar cuenta si la clase ha sido activa, nueva, de repaso o provechosa”

Es cierto, muchos pedagogos consideran a la pizarra como un buen elemento, el paso previo al papel, pero, no es así, como lo prueban muchos experimentos y algunos otros datos.
Entre los argumentos más contundentes, figura que la pizarra no es higiénica, ya que a pesar de la vigilancia de los maestros, se usa saliva para borrar y aún un trapito, no tiene nada de higiénico y menos “si lo colocan en sus canastas o balijas (sic) junto con el pan”
Además, la pizarra es un cuerpo duro sobre el cual los niños adquieren el mal hábito de apretar mucho el lápiz, que después es muy difícil de corregir, quedando en muchos alumnos “una mano pesada y una letra gruesa”
Como si fuera poco, adquieren otra mala costumbre, la de hacer los ejercicios de escritura y de matemática “ligeramente y mal. Saben que enseguida serán borrados” y se impide que los inspectores “fiscalicen debidamente” la tarea realizada.

La participación de los alumnos

“Al empezar los ensayos, ordené al personal de la escuela a mi cargo, que no impusieran la reforma; que consultaran a los niños…”

La mayoría de los alumnos recibieron la idea con aplausos, aún lo de primer grado. Ellos veían y sentían el progreso.
En los cuadernos quedarían registrados lodo lo que se hiciera: ejercicios, dictados, composiciones, cuentas, croquis, deberes… y nada de lo “ejecutado debía modificarse”, se haría nuevamente si fuera necesario, no quedarían páginas incompletas, se harían números y letras claras y prolijas.
Los resultados alcanzados fueron sorprendentes, sobre todo en los grados más bajos.

La opinión de los docentes

“Sometí a la consideración de las maestras de primero, segundo y tercer grado el siguiente cuestionario…”

Las contestaciones fueron elocuentes. Si se preguntaba si es que usando cuaderno se cansaba más en maestro, se supo que “el trabajo es más o menos el mismo”.
Si es que los niños se fatigaban más, que “todo lo contrario”, que no necesitan hacer tanta presión y que por lo tanto se cansan menos.
Si les gusta escribir en los cuadernos, que lo encuentran más agradable, que demuestran alegría cuando se les indica que van a usarlos.
Que hay más aseo, que adelantan más, que se gana tiempo, que “permite más claridad, belleza y rapidez” que hacen los “ejercicios más exactos” porque no pueden borrarlos, que “todas las pequeñas dificultades se han ido subsanando satisfactoriamente”
Que también en lo económico tendría sus ventajas, ya que “creía que fallaría la innovación por el gasto considerable que entendía iba a ocurrir. Pero, felizmente, en esta parte estaba equivocado” ya que el gasto que importa el papel en el reemplazo de las pizarras es menos importante que el de estas.

Entonces…

“No adquieren los niños las malas prácticas de hacer trabajos ligeros y de apretar el lápiz, de donde resultan manos torpes y pesadas y gruesa la escritura con pluma”

Se habitúan a hacer bien los trabajos, se quitan objetos y prácticas antihigiénicas tanto de la escuela como del hogar, “se encauza a los maestros por la senda de la laboriosidad y del trabajo progresista”

Este libro puede consultarse en la Sala Americana – SA 36 – 07 – 26 (con el título Varios)

Aquí puede encontrar el libro digitalizado en texto completo.

Ana Diamant

Un pensamiento en ““Suspensión de las pizarras de mano en las escuelas””

  1. Hola, me alegra como berazateguense que rescaten a una personalidad tan genial como fue Atanasio A. Lanz.
    Quiero aclarar que el no fue el fundador de la primer escuela de Berazategui, sino que fue su padre Atanasio Lanz (1842-1913 quien lo hizo.
    Atanasio Antonio Lanz (1877-1935), fue el segundo director de dicha escuela y el autor de numerosos trabajos relacionados a las problematicas educativas del momento (ej. supresion de pizarras).
    Aclarado esto, dejo la data de un librio biografico:
    Atanasio Antonio Lanz, Maestro. Publicado por la Municipalidad de Berazategui y la Secretaria de Cultura y Educacion. Autor: Museo Historico y Natural de BErazategui.
    Gracias por el espacio!!!

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