Saltar al contenido principal

La Biblioteca Nacional de Maestros ya ha integrado a sus espacios digitales un Banco de imágenes, que está formado por imágenes digitalizadas de libros que pertenecen a sus colecciones históricas o su Tesoro. El material se encuentra disponible en la página web de la BNM para su uso áulico o para su utilización en otras actividades de investigación siempre que se mencione el origen de su procedencia. Para su mejor difusión, hemos decidido informar mensualmente de las nuevas incorporaciones.

En esta oportunidad se ha incorporado una serie de imágenes correspondientes al libro: El traje regional de España con pluma de Isabel de Palancia. La obra se vincula con las artes, la estética y la belleza a través del tiempo. Se pone la mirada en el traje popular de las distintas regiones de España como medio de expresión “de la idea original del hombre respecto de la línea, el ritmo y el color”. La vestimenta es una manifestación del hombre a partir de las prendas que elige para adornarse y a través de las cueles quedan en evidencia las facultades estéticas y armónicas de la indumentaria.

La Ansotana“, copia de un cuadro por J. Loygorri.

Aragón es una región célebre por sus riquezas arquitectónicas como también por sus elocuentes trajes que expresan el sentir estético de sus habitantes. El Alto Aragón se caracteriza por ser una región rica en trajes curiosos y de gran interés etnográfico, mientras que al Bajo Aragón se lo vincula más con el contenido histórico.

El traje de la localidad de Hecho es el de más remoto origen, en el caso del hombre  consiste de: camisa blanca, zaragüelles, calzón corto y ancho, sin cerrar sobre las rodillas y atado a los costados por unos cordones con borlas, medias azules, peales y abarcas, chaleco negro y sobre éste una faja morada colocada muy baja, anguarina (si es fiesta) y sombrero pequeño y redondo, especie de calañés con madroño sobre el pañuelo atado en torno a la cabeza.

Mientras que el traje femenino se compone de: un corpiño de estameño, dos faldas de arriba de poco vuelo de color verde, la de encima recogida hasta la altura de las rodillas y sujeta atrás con unos corchetes; camisa con mangas muy amplias, cuya parte superior se ahueca al quedar la inferior aprisionada por los manguitos de paño con que se las cubre, cuello alto y plegado como una especie de gola que encuadra el rostro. Acompaña un peinado liso con moño alto sujeto por un lazo y, sobre éste un pañuelo de seda de color. Las mangas van sujetas la una a la otra por detrás con unos lazos o un trozo de estameña bordada en colores.

En el Bajo Aragón se usa el traje de maño, compuesto por: calzón corto abierto a los lados, camisa blanca sin cuello y generalmente sin abotonar, chaleco obscuro de paño, medias azules, alpargatas de anchas bridas negras, faja morada, manta de tonos sobrios (gris con rayas negras, que recuerdan las telas morunas) y pañuelo enrollado a la cabeza.

La mañica lleva falda corta de percal rameado y en invierno para fiestas de merino, jubón de percal igual a la falda, con mangas largas, al talle, un pañuelo rameado de seda o merino y sobre éste cuando no es la cabeza otro de seda blanca; medias blancas y alpargatas o zapatos de cuero.

Trajes de diario del Bajo Aragón. La mujer con pañuelo estampado muy típico y el hombre con una capa de paño con esclavina.

• La ciudad de Toledo, famosa por la belleza de sus monumentos, y su valor artístico se extiende a toda la provincia. En forma permanente Toledo le aporta a España elementos relevantes desde el fuerte sentimiento instintivo del pueblo. Los numerosos artistas y artesanos de la región colaboran con sus obras a mantener el prestigio de España como productora de: muebles, cerámica, orfebrería, tejidos, encajes y bordados.

Particularmente la vestimenta de hombres y mujeres se diferencia mucho, al punto que es difícil creer que proceden de un mismo centro y fueron creadas por personas de un mismo origen. Severo y varonil el del hombre consiste: de pantalón corto de paño negro, polainas, camisa blanca bordada, chaqueta americana de paño o terciopelo en negro, faja de estameña de un tono sobrio de la que penden cintas floreadas tejidas en la comarca, finalmente sombrero de alas muy grandes y apenas vueltas hacia arriba, adornado con unas borlas de seda negra. En algunas ocasiones sobre la faja y la camisa, se luce un chaleco de paño blanco cerrado por delante.

Para la mujer el atuendo se compone: falda amplia de seda o fino paño labrado de color azul fuerte, negro, ciruela o cereza, la cual es muy fruncida en torno a la cintura y hasta las caderas y adornada al pie con galón de oro o de plata y puntilla; debajo de la falda asoma otra falda bajera, ahuecada por tres o cuatro refajos también adornados con galones. “Tan corta la falda y tan hueca, que la silueta de la mujer llega a recordar las de las bailarinas orientales.” Sobre la falda se coloca un rico delantal de terciopelo brochado, forrado de seda roja y atado atrás con una gran lazada de cinta del país en tonos muy vivos. Llevan una camisa de lienzo blanco bordada en los puños, un corselete de galón de oro, un dengue o pañuelo de tul bordado en lentejuelas de oro de plata y de color, adornado con puntilla.

La cabeza se cubre con un pañuelo doblado en pico, de seda en algún color brillante como rosa o albaricoque, con un moño por detrás. Las medias generalmente son de estameña roja con flores bordadas en seda o lana, los zapatos de terciopelo negro también bordados en colores vivos. Como adorno se prenden en el pecho un ramo de flores con hojas de oropel, al cuello una gargantilla de filigrana de oro y en las  orejas unos grandes pendientes de “herradura vuelta”.

Los habitantes de Toledo son aficionados a sostener las viejas costumbres regionales, especialmente en los bautizos, bodas y otros actos familiares. Momentos en los cuales sacan del arca modelos de trajes suntuosos, fantásticos tapices, colchas de terciopelo, fundas de almohadas de encaje y sábanas caladas, con las que la cámara nupcial queda convertida en un positivo museo de arte popular.

Modelo de una cámara nupcial en Toledo: en él se ven las colgaduras de la cama, hechas de encaje de malla, y las fundas de almohada, la colcha de terciopelo y el tapiz del suelo.

• En Galicia, cuna de inspirados poetas que supieron transmitir el hechizo de la vida apacible, del amor leal, de la plegaria humilde, esos que en las viejas leyendas aleccionaron su corazón y se tornaron ingenuos y confiados como niños.

Los habitantes de Galicia se distinguen de los de otras regiones por su marcado estilo celta. Entre ellos abundan las tradiciones populares de carácter visionario, inspiradas con frecuencia en las supersticiones y ritos del culto druídico, tales como la fe en la cualidad activa del fuego, el poder curativo del agua y del roble, a tal punto que hoy en día perduran estas costumbres.

Dentro de sus costumbres mantienen vigente la que celebran cada 29 de abril, en la cual se encienden hogueras y pasean por los campos con antorchas encendidas en las manos al tiempo que se murmura una invocación con la finalidad de asegurarse una buena cosecha. También mantienen viva la tradición de colocar en el enramaje de los robles las ropas de los enfermos para lograr la curación de éstos.

Hombre con copa de paja coroza para la lluvia. En la imagen se puede ver la típica capa de paja utilidaza por los gallegos los días de lluvia.

Estas  imágenes en el Banco de Imágenes nos pueden motivar a buscar fotos de familiares que vinieron de España para compartir con los más chicos, trabajar en el aula con distintos temas curriculares abarcados por las ciencias sociales o inspirar diseños de indumentaria con reminiscencias regionales.

Fuentes consultadas:

– Palencia, Isabel de El traje regional de España: su importancia como expresión primitiva de los ideales estéticos del país. Madrid: Voluntad, 1926. Disponible en la Biblioteca Nacional de Maestros.

Comentá esta noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.