Saltar al contenido principal

La Biblioteca Nacional de Maestros ya ha integrado a sus espacios digitales un Banco de imágenes, que está formado por imágenes digitalizadas de libros que pertenecen a sus colecciones históricas o su Tesoro. El material se encuentra disponible en la página web de la BNM para su uso áulico o para su utilización en otras actividades de investigación siempre que se mencione el origen de su procedencia. Para su mejor difusión, hemos decidido informar mensualmente de las nuevas incorporaciones.

En esta oportunidad se ha incorporado una serie de imágenes correspondientes al libro: El traje regional de España con pluma de Isabel de Palancia. La obra se vincula con las artes, la estética y la belleza a través del tiempo. Se pone la mirada en el traje popular de las distintas regiones de España como medio de expresión “de la idea original del hombre respecto de la línea, el ritmo y el color”. La vestimenta es una manifestación del hombre a partir de las prendas que elige para adornarse y a través de las cueles quedan en evidencia las facultades estéticas y armónicas de la indumentaria.

La obra narra con minuciosos detalles el traje correspondiente a cada una de las localidades, entre ellas: Galicia, León, Asturias, Santander, Navarra, Soria y Logroño, Aragón, Salamanca, Zamora, Segovia, Madrid, Toledo, La Mancha, Andalucía, Sevilla, Almería, Valencia, Cataluña y las islas Baleares entre otras.

Muchos de nuestros antepasados llegaron a estas tierras americanas desde España en las grandes oleadas inmigratorias de fin de siglo XIX y principio de siglo XX. Ver sus tradiciones a través de sus vestimentas nos remontan a las esperanzas que depositaron en su nuevo destino, con las que generaron sus nuevas familias y aportaron iconos culturales a nuestra nación.

Las imágenes que las representan en el Banco de Imagenes nos pueden motivar a buscar fotos de familiares que vinieron de España para compartir con los más chicos, trabajar en el aula con distintos temas curriculares abarcados por las ciencias sociales o inspirar diseños de indumentaria con reminisencias regionales.

Gallegos“, cuadro de A. de Sotomayor. Mujeres con pañuelos bajo la nuca atados encima de la cabeza.

La indumentaria característica de España se compone de varias piezas, algunas de las cuales fueron adoptadas indistintamente por los habitantes de zonas diversas mientras que otras prendas son exclusivas de la vestimenta de una sola región.

Uno de los ejemplos que brinda  Isabel de Palancia es el de los pañuelos de seda que son utilizados por los habitantes de casi todas las provincias españolas pero en forma distinta: ceñido en la cabeza, al cuello, sobre los hombros, colocados de maneras muy diferentes.

En palabras de la autora: “Recordemos a la chula madrileña, cuya frente sombrea el pico agudo de su tocado, a la santanderina, a la gallega, a la asturiana y a la vascongada, rememorando usanzas orientales al cruzar su pañuelo bajo la nuca atándolo encima de la cabeza, a la mujer de Lagartera, cuya silueta rígida estira el triángulo de seda vibrante sobre el erguido moño, a la andaluza, cuando acude a misa con el rostro encuadrado por un pañuelo atado bajo la barbilla, al aragonés altivo, al murciano y al de Valencia, enrollárselo al cráneo, y recordando con ello el moruno turbante,  al extremeño y al andaluz, logrando con el suyo una pincelada de color bajo el ala obscura del sombrero.”

Imagen del cuadro de V. de Zubiaurre, “En las Vascongadas“. Pañuelos femeninos atados sobre la cabeza.

Otro elemento que acompaña el traje popular español y se usa de diversas formas es la peina o peinetón, adorno de cabeza, uno de los más bellos accesorios que se han inventado como complemento del traje femenino.

Son típicos de la indumentaria de varias provincias los bordados que adornan las prendas del traje popular, que convierten en obras de arte las camisas y las gorgueras (prenda común a los dos sexos) típicas de las vestimentas de Toledo, y en las guarniciones que ornamentan la ropa íntima de las provincias de Huelva y Salamanca.

Trajes de fiesta de Galicia.  Pareja gallega, vistiendo él: calzona de terciopelo, chaleco y chaqueta de bayeta encarnada, polainas de paño, sobre la cabeza la montera. Ella: mantelo de paño negro bordado en azabache, refajo grana, corpiño blanco, dengue con franjas de terciopelo y bordado como el mantelo, con pañuelo en la cabeza.

El mantón y la mantilla son dos prendas que se complementan y aún se usan en las distintas regiones de España. El mantón original data de tiempos remotos y se sigue usando por las mujeres para el luto riguroso. Ese manto es el que da origen al mundialmente conocido mantón de Manila.

Existen cuatro tipos fundamentales de mantón para destacar: el alfombrado, típico abrigo de la mujer del pueblo y particularmente de la de Sevilla y Madrid. Es para recordar la silueta de las cigarreras cuando salen de su trabajo, con el mantón bien ajustado al cuerpo, y bajo los pliegues la pequeña silueta del niño que llevan en brazos.

El de crespón negro sin bordar, dilecta prenda de la modistilla (aprendiz de modista) “cuya figura se afina y perfila como una delicada estatua de Tanagra, en el apretado abrazo del sedeño tejido orlado de trémulo fleco.” El mantón de malla de seda negra hecha a mano, bordada en colores de origen andaluz. Se caracteriza por su gracia lánguida y aristocrática que se convirtió en una prenda muy codiciada debido a su reducida producción.

Imagen de Leoneses con traje de vestir. Ella: con falda amplia adornada con franjas, delantal de paño y terciopelo, jubón de paño de ajustados puños, dengue y pañuelo a la cabeza. Él: con pantalón y chaqueta de paño, chaleco rojo, manta de vivos tonos y sombrero de alas anchas

Y por último, el de seda o crespón, ya sea negro, de entonación fuerte, bordado en colores, con diseño de pájaros, flores y figuras chinescas, sin lugar a dudas nos referimos al ilustre y sin par mantón de Manila. En palabras de Benito Pérez Galdós, en su obra Fortunata y Jacinta, manifiesta:

“Al mismo tiempo señorial y popular, pues lo han llevado en sus hombros la gran señora y la gitana. Envolverse en él es como vestirse con un cuadro. La industria moderna no inventará nada que iguale a la ingenua poesía del mantón, salpicado de flores, flexible, pegadizo y mate, con aquel fleco que tiene algo de los enredos del ensueño y aquella brillantez de color que iluminaba las muchedumbres en los tiempos en que su uso era general.
Esta prenda hermosa se va desterrando, y sólo el pueblo la conserva con admirable instinto. Lo saca de las arcas en las grandes épocas de la vida, en los bautizos y en las bodas, como se da al viento un himno de alegría en el cual hay una estrofa para la patria. El mantón sería una prenda vulgar si tuviera la ciencia del diseño; no lo es por conservar el carácter de las artes primitivas y populares; es como la leyenda, como los cuentos de la infancia, candoroso y rico de color, fácilmente comprensible y refractario a los cambios de la moda.”

Trajes de la Coruña. Ella: Mantelo de paño y seda, pañuelo rameado al talle, dengue con puntas de terciopelo; en  la cabeza la cofia de encaje y encima la mantilla de seda negra estampada. Él: calzona corta de terciopelo y calzoncillo blanco, chaleco con botones de plata, chaqueta con bocamangas y solapas de terciopelo y montera con borla.

Fuentes consultadas:

– Palencia, Isabel de El traje regional de España: su importancia como expresión primitiva de los ideales estéticos del país. Madrid: Voluntad, 1926. Disponible en la Biblioteca Nacional de Maestros.

– Pérez Galdós, Benito. Fortunata y Jacinta: dos historias de casadas. Madrid:Cátedra, 1983. Disponible en la Biblioteca Nacional de Maestros.

Comentá esta noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.