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En el mes de enero desde el espacio de la vidriera de la Biblioteca Nacional de Maestros recordamos al poeta Oliverio Girondo, a 48 años de su muerte con una puesta que pone en valor su obra.

Oliverio Girondo, nació el 17 de agosto de 1891 en Buenos Aires, destacado poeta identificado con la vanguardia de la primera preguerra mundial. El menor de cinco hermanos de una familia de buena posición que le brindó la posibilidad de educarse en Europa, estudió en Inglaterra y París, donde se puso en contacto con los representantes de la vanguardia europea de quienes tomó fuertes lineamientos para luego transmitir la cultura argentina a través de sus transgresores  e  irreverentes poemas en el contexto sociocultural de su época.

Imagen de la vidriera de la Biblioteca Nacional de Maestros en homenaje a Oliverio Girondo, con  firma, poemas y libros del autor.

Girondo participó en varias revistas que estaban en contacto con las primeras vanguardias artísticas del país, como Proa, Prisma y Martín Fierro, en las que también escribieron Jorge Luis Borges, Raúl González Tuñón, Macedonio Fernández y Leopoldo Marechal, la mayoría de ellos del Grupo de Florida, del cual Girondo fue uno de sus principales animadores.

 

Imagen tomada del libro Veinte poemas para ser leídos en el tranvía con ilustraciones del propio Girondo, como el resto de las imágenes que se comparten. Arriba vemos la imagen que ilustra el poema Río de Jainero donde  “caravanas de montañas acampan en los alrededores”.

 

En el año 1922 se publica «Veinte poemas para ser leídos en el tranvía» (Mar del Plata, Venecia, Flores y Río de Janeiro son solo algunos puntos del recorrido) su primer libro de poemas que luego fue sucedido por  «Calcomanías» (1925, con dibujos suyos),  «Espantapájaros» (1932, 24 poemas numerados con recortes inolvidables como es el caso del texto 12.: “Se miran se presienten se desean / se acarician se besan se desnudan / se respiran se acuestan se olfatean”. ), «Interlunio» (1937),  «Persuasión de los días»  (1942), «Campo nuestro» (1946, reflexiones nacionales) y «En la masmédula» (1954, la etapa más experimental donde se ve la ruptura de la sintaxis y de las palabras), su última obra fue considerada audaz y de ruptura dentro del campo poético de aquellos tiempos.

 

Ilustración del poema Croquis Sevillano: “¡Ventanas con aliento y labios de mujer!”.

En el mundo de Oliverio Girondo las palabras no fueron su único medio de expresión artística, también se manifestó a través de la pintura con un estilo surrealista que se vincula al vasto conocimiento sobre la pintura francesa que adquirió en sus frecuentes viajes.

Como alguna vez dijo Juan Sasturain:  “Conocer a Girondo vale la pena precisamente porque te deja diferente de cómo te encontró.”

Con esta nota, invitamos al lector a visitar la BNM para recorrer las páginas de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía” y disfrutar de la poesía como de las  ilustraciones realizadas por el autor.

El ejemplar  existente en la BNM cuenta con la firma del autor, ya que es una edición sin circulación comercial y además de una dedicatoria al Director de la BNM que era en ese momento Leopoldo Lugones, fechada en Paris en 1924

 

Ilustración del poema Biarritz: “¡Pupilas que se licuan al dar vuelta las cartas!”.

 

Fuentes consultadas:

– Girondo, Oliverio e Enrique Molina. Espantapájaros: al alcance de todos. Buenos Aires: Losada, 1991. Disponible en la Biblioteca Nacional de Maestros.

– Girondo, Oliverio e Enrique Molina. Veinte poemas para ser leídos en el tranvía ; Calcomanías. Buenos Aires: Losada, 1997. Disponible en la Biblioteca Nacional de Maestros.

– Girondo, Oliverio. En la masmédula: seguido de ‘Yo tan yo’, ‘Destino’, ‘Topatumba’, ‘Cansancio’, ‘Mi mito’, ‘Ella’, y otros poemas. Buenos Aires: Losada, 1993. Disponible en la Biblioteca Nacional de Maestros.

– www.telam.com.ar

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