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Desde el espacio de la vidriera de la Biblioteca Nacional de Maestros se busca revalorizar la gran labor realizada por Rosario Vera Peñaloza, pionera e incansable en el campo de la Educación, fue creadora del primer Jardín de Infantes de la Nación.
En función a la fecha de su fallecimiento, el 28 de Mayo de 1950,  a modo de homenaje se la recuerda por su legado, al celebrar en esa fecha el Día Nacional de los Jardines de Infantes y de los docentes de nivel inicial.Rosario Vera Peñaloza nació el 25 de diciembre de 1873 en el pueblo de Atiles, departamento de  Rivadavia, La Rioja.  Huérfana desde muy niña, fue criada por su tía materna, quien le enseñó las primeras letras. Obtuvo el Título Superior de Enseñanza en 1894 y en el año 1900 fundó el primer Jardín de infantes anexo a la Escuela Normal de La Rioja.

En 1906 fue vicedirectora de la misma escuela.  Recorrió La Argentina para impulsar la enseñanza popular, dictó cursos y brindó conferencias para transmitir la importancia de incorporar las nuevas técnicas en la creación de bibliotecas escolares. Participó también del Primer Congreso Patriótico de Señoras en América del Sud, realizado en mayo de 1910 en Buenos Aires.

Toda su vida se dedicó a la enseñanza, interesada en una formación integral que tuviese en cuenta los aspectos artísticos, físicos, manuales y musicales de los niños. Criterios que se mantienen en la actualidad gracias a su iniciativa y tenacidad.

Entre sus obras publicadas se encuentran: “El hombre que rehusó el Olimpo“, “Los hijos del Sol“, “Historia de la Tierra“, “Un viaje accidentado“, “Cuentos y Poemas” y “Pensamientos breves sobre juegos educativos“. Todos referentes de millones de docentes que se formaron desde sus letras.

En este recordatorio desde la vidriera también se puede mencionar el homenaje que le realizaron Félix Luna y Ariel Ramírez al componer una entrañable zamba en su nombre: “Rosarito Vera, maestra”, letra que sumamos al material a modo de cierre.

Rosarito Vera, maestra
(Félix Luna – Ariel Ramírez)

¡Bienhaiga! niña Rosario
todos los hijos que tiene,
¡millones de argentinitos
vestidos como de nieve!

Con manos sucias de tiza
siembras semillas de letras
y crecen abecedarios
en tu corazón maestra.

Yo sé los sueños que sueñas
Rosarito Vera, tu vocación,
pide una ronda de blancos delantales
frente al misterio del pizarrón.

Tu oficio, qué lindo oficio,
magia del pueblo en las aulas.
Milagro de alfarería
sonrisa de la mañana.

Palotes, sumas y restas
tus armas son, maestrita,
ganando mansas batallas,
ganándolas día a día.

Fotos de la vidriera

La vidriera mirada de frente

Detalles de la vidriera, tras la cual se observa la Sala de Lectura de la BNM

Un pensamiento en “A la maestra con cariño”

  1. La labor de Rosario Vera Peñaloza fue una labor inestimable. Realmente es un ejemplo para todos nosotros que deberíamos imitar su capacidad de trabajo y sacrificio por lo demás.

    En el ámbito educativo siempre será recordada ya que formó a toda una generación de docentes que se ha repercutido a todas las generaciones anteriores.

    Hace poco leí algunas notas biográficas acerca de su vida y parece ser que el tesón y trabajo fueron la razón de ser de toda su existencia. Eso me inspiró a mi mismo para intentar mejorar y superarme mediante el trabajo del día a día.

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