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¡Hay
que leer! |
¡Hay que leer!
¿Y si en lugar de exigir la lectura, el profesor decidiese
de pronto compartir su propia dicha de leer? |
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Pennac,
D. Como una novela. Grupo Editorial Norma, 1996, p.78.
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¡Hay
que leer! ¿Hay que leer? |
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Desde ámbitos
oficiales y privados se insiste sobre la importancia y necesidad
de leer. ¡Hay que leer!
¡Hay que leer! Una y otra vez. ¿Qué implica
esta urgencia de lectura? ¿Se puede obligar a leer? ¿Acaso
no podría contemplarse un nuevo derecho, el de no leer?
El ensayista francés Daniel Pennac (1)
dice que es imposible obligar a leer como es inaudito pensar
en el imperativo amar "¡Debes amarme!" "¡debes
leerme!" Un libro sólo es un libro. |
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Un libro
sólo es un objeto de la cultura, una cosa, una estructura
material de tecnología de átomos (diría
Nicolás Negroponte), un soporte (gustan decir los téoricos),
un artículo que porta un contenido, como un casete de
música, un disco compacto o un marco de madera para un
cuadro. |
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Borges
dijo alguna vez que "un libro es cosa entre las cosas",
un objeto en un estante, algo que sólo se convierte en
lectura cuando un lector, un humano de carne y hueso lo selecciona,
lo abre, lo lee, lo elige, lo posee y finalmente, empantanado
en el texto se olvida de su propia esencia y se entrega al juego
apasionado de reescribir significados e ideas. Cuando ese enamoramiento
se produce, justo en ese instante en que, como dice Sartre,
"el texto encuentra a su lector" y ambos como amantes
se devoran, el reloj cambia sus distancias, el alma se despega
de las costillas, uno se exilia de las urgencias cotidianas
y el paisaje entra en la doble dimensión de lo universal
y de lo estrictamente personal, único, irrepetible, irrenunciable.
La libertad más absoluta. La imaginación y el
límite se funden. Cuando ello sucede el deseo es irrefrenable
y el éxtasis una isla posible. |
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¿Cómo
contagiar esa urgencia? ¿Por qué socializar este
placer puede resultar necesario?
Los espacios de encuentro con el libro, con ese libro, el posible
soporte sólido con quien hacer realidad una experiencia
de lectura que convoque a un hito poniendo un antes y un después
memorables, esos espacios, decíamos, son los que hay
que crear. |
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Las ferias
de libros, las visitas a bibliotecas y librerías, los
encuentros con autores y pensadores, son estrategias imprescindibles
a la hora de pensar en encuentros entre textos, libros y lectores. |
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