Introducción
 
 
 
 
 
 
“...la primera y más fundamental técnica de Animación a la Lectura es que el propio maestro lea, que sea un apasionado lector, no necesariamente de literatura infantil (eso vendrá después) sino de sus propios libros de adulto, aquellas novelas, ensayos o volúmenes de poesía que le interesan, le divierten y le conmueven. Sólo así podrá proponerse transmitir la afición por leer, su propia pasión; difícilmente podrá contagiar el virus de la lectura quien no lo padece”.
 
Cerrillo, Pedro y García Padrino, Jaime. Hábitos lectores y animación a la lectura. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla – La Mancha, 1996. pág. 109.


 
 
Libros, lectores y bibliotecarios, un circuito para armar
 
A partir de la definición del público meta de la Biblioteca será entonces posible establecer modos de organización, distribución de los espacios y tiempos. Para ello se hace necesario tener en cuenta que:
 
 
1- Los maestros y profesores son modelos lectores y de estudio:
 
El maestro/profesor, liderando el proceso de construcción de sujetos lectores, enfrentan día a día el desafío de hallar tiempos y espacios adecuados para la lectura.
 
Así, algunas estrategias posibles rondan alrededor de las siguientes realidades:
 
Leer todos los días ante los estudiantes un texto, incluyendo un breve cuento o un poema sin prejuicios de que “eso es para la hora de lengua o literatura”.
 
Leer, sugerir y orientar la búsqueda de información a los alumnos en una parte del libro de texto o de una publicación que alguien aporta, o un material de la biblioteca que los estudiantes mismos seguirán leyendo luego en la clase o en la casa, es una estrategia modelar.
 
Exhibir ante sus alumnos sus propias lecturas. Llevar libros a la clase, comentar sus lecturas favoritas o las actuales, compartir aquellas que están leyendo.
 

Leer en la escuela los libros que se solicitan como bibliografía. Mucha de la resistencia de los padres ante el libro de texto u otros pedidos al inicio de clases, radica en que “no se usan”. Los libros son libros cuando hallan a su lector y esto lo saben hasta los que no leen, sobre todo si pagan ese libro. Si ha de pedirse un texto, ha de ser leído, de lo contrario se estará meta-enseñando que los libros son para ocupar estanterías.

 
Dialogar con los estudiantes como quien comparte con otro lector ideas y textos -como dice Ma. Azucena Villoldo (7) - sin pedir cuentas “de lo que quiso decir el autor”, sin solemnidad académica, erradicando modelos inflexibles de lo que es “enseñable”, transmitiendo desde una postura interdisciplinaria centrada en el receptor, que la lectura vale la pena y que el mediador no tiene la verdad absoluta.
 
Si los docentes se asumen como “poco lectores” (8), ya han dado un paso importantísimo: han elevado al plano conciente un problema y están en el punto justo para superarlo. El bibliotecario podrá ser un activo promotor de cambios aportando y sugiriendo lecturas diversas hasta generar la apropiación de la lectura como elemento cotidiano.
 
 
2- Los padres son modelos lectores para el niño y el joven
 
Si la comunidad próxima de la biblioteca no frecuenta momentos de lectura, una buena estrategia resulta convocar a los padres a leer en la biblioteca escolar e instruirlos en el manejo del libro, empezando tal vez por el de texto escolar, a fin de acompañarlos a que orienten el proceso de lectura a sus hijos y juntos exploren espacios de lectura. De este modo no se les expone sino más bien se les invita a liderar un proceso de cambio de actitud frente a la lectura como herramienta educativa.
Desde esa postura, será mucho más sencillo conocer sus intereses a fin de poder focalizar la oferta de otros materiales de lecturas que puedan serles “útiles” en el ámbito de la vida cotidiana, y la biblioteca se convierte en un ámbito de soluciones y alternativas para el mejoramiento de la calidad de vida.
Instalar la necesidad de recurrir a la biblioteca y a los libros es el desafío. Leer en la escuela es importante, porque es imprescindible leer fuera de la escuela. Como dicen Chartier y Hébrard, el libro es un instrumento de democracia cultural, “su trabajo es el de relevar a la escuela después de la escuela” (9).
 
 
3- El /la bibliotecario/a es un modelo lector y un mediador nato de escenarios para que cada texto halle su lector:
 
La lectura es reactiva. Es una acción de ida y regreso a uno mismo y desde allí hacia los otros. Leer requiere de un espacio interior para recibir al otro.
No es una novedad sostener que la lectura no es un acto mecánico, sino una actividad que compromete integralmente a una persona: su intelecto, sus emociones y también su físico. Como refiere Daniel Goldin (10), al leer sudamos, nos excitamos, percibimos sabores, texturas, reaccionamos físicamente a través de esquemas simbólicos. Por ello, a la hora de mediar para promover lecturas, es importante que el bibliotecario considere que el lector para concretarse como tal requiere de una estructura psíquica particular y de un tejido social que le da sentido simbólico y real a la lectura.
 
Asumiendo estas cuestiones, el bibliotecario mediador será un sujeto capaz de:
 
Estar atento a la percepción del otro.
 
Ser creativo a la hora de interpretar momentos oportunos y crean situaciones significativas y relevantes.
 
Preparar instancias de encuentros.
 
Promover la lectura tiene que ver básicamente con una actitud que implica aceptarla como una experiencia dialógica que requiere una atención personalizada hacia el lector.
 
 
4- Diseñar espacios curriculares de lectura. La biblioteca debe ser parte de ese proyecto
 
La lectura es prioridad educativa y un recurso imprescindible para el conocimiento de todas las asignaturas escolares, por ello debe preverse su inclusión en todos los proyectos curriculares institucionales y disciplinares.
 
Algunas consideraciones acerca de la inclusión curricular de la lectura deben contemplar:
 
Delimitar un recorrido de las lecturas necesarias para aprender lo que se estudiará en el año lectivo y para definir cuáles serán los logros exigibles al fin del mismo, haciendo parte del proyecto a los alumnos y a sus padres.
 
Evitar que dicho programa sea un compendio de lecturas aburridas y sin sentido para el alumno, y menos aún si se sostienen con tono amenazante o compulsivo de abordaje. Imponer lecturas no sirve, pero no tener prevista una oferta de lectura en la escuela, nos ha llevado en los últimos años a un vaciamiento de contenidos a la hora de formar lectores.
 
Planificar y ofrecer listados de lecturas significativas y enriquecedoras para el estudio y desarrollo de todas las asignaturas escolares, posibilitando que cada estudiante elija cuál quiere leer, alentando lecturas complementarias.
 
Evaluar los comportamientos lectores a través de estrategias lectoras, o sea, que permitan demostrar al alumno el conocimiento adquirido a través de la lectura en actividades tales como: dar clases a sus pares asumiendo el rol de enseñante, organizando obras escénicas con los datos, recomendando favorable o desfavorablemente un material con fundamentos sólidos (en términos individuales), etc.
 
Cuestionarse y aclarar propósitos permite delinear un proyecto que facilite acercar lecturas informativas o literarias de acuerdo a las necesidades del lector y también acorde a los objetivos de la escuela y de la biblioteca. Para ello, se hace necesario recuperar en el Proyecto Curricular Institucional espacios propios para la formación de lectores, lo cual implica que, la biblioteca escolar sea un centro de irradiación de lecturas y una sala o ámbito alternativos de uso pedagógico para docentes y alumnos. Consensuar con todo el equipo docente de la institución los textos de lectura básica que los estudiantes leerán, será uno de sus propósitos.
 
Formar lectores requiere concretar lecturas a lo largo del año lectivo. A leer se aprende leyendo, y por eso es que la lectura debe plantearse como contenido real, posible, acorde a las necesidades de cada comunidad educativa. A leer se aprende leyendo y siempre será más fácil para un lector, recomendar a otro lector -potencial, en desarrollo- un buen libro, un texto oportuno.