La virtualidad en la lectura está en lo que imaginamos cuando leemos. La evocación de las sensaciones, los objetos, los recuerdos, las emociones, se desprende de cada palabra leída y se conforma, en un texto, en una historia, que recorre cuadro a cuadro las imágenes que se graban en la memoria para ser evocadas parcialmente una y otra vez, desde el adentro y el afuera que se unen solo en esa virtualidad.

 

Cuando se experimenta la virtualidad a través de las experiencias de juegos con controles, pantallas o gafas, y se interviene la historia con imágenes ya construidas por la imaginación de los diseñadores y programadores, no existe una mediación del lenguaje, del texto escrito, de las palabras como en la lectura.

 

La construcción texto-imaginación desde la lectura solo ocurre en la virtualidad del lector. Y cada subjetividad lo pinta desde sus propias experiencias anteriores, las recrea y expande, un big bang de nuevas palabras que permitirán otras virtualidades y percepciones lectoras.

 

La interacción con la virtualidad desde las imágenes de las pantallas o aplicativos visuales recrea procesos más automáticos y repetitivos, o genera un mundo pictórico que se lee a través de una dimensión que se siente como real y que permite crear otro tipo de textos que pueden ser luego evocados desde textos con otros códigos que se atesoran en la memoria.

 

¿Qué pasa con un lector que se recuerda inmerso en la evocación de sus lecturas, cuyas palabras han hecho mella en su existencia, o aquel que puede sentir una historia que grabó desde una virtualidad externa en la destreza manual y visual o desde la visión de las imágenes en distintas dimensiones?

 

 

Lic.Graciela Perrone