Año 18 - Número 176 / Mayo de 2018 / ISSN 1667-8397 / BNM Noticias / www.bnm.me.gov.ar
Editorial

Si queremos generar políticas públicas sustentables para formar una sociedad lectora, hay que fortalecer la lectura en la agenda pública con una impronta que debe constituirse en el vértice crucial del desarrollo humano con la criticidad, seriedad y jerarquía que este activo tiene para el crecimiento de cada individuo-ciudadano.

 

Lo que se considera un acto íntimo de lectura, los espacios de su aprendizaje, la lectura organizada, la lectura informada, la lectura de la palabra escrita y de la oralidad, la lectura que conforma el pensamiento comple solo se potencian si existe el fuerte convencimiento de que así se despliegan las llaves esenciales para desterrar las brechas de inclusión. Invertir en las capacidades lingüísticas y lectoras potenciará el capital intelectual necesario para interactuar en la vertiginosa sociedad del conocimiento del hoy y mañana.

 

No bastan las mediciones culturales tradicionales cuanti-cualitativas que surfean los resultados de las tendencias lectoras o las construcciones de mega planes de amplio espectro para lograrlo, no se llega a la profundidad del impacto buscado: quedan en el camino cientos de miles de personas que no logran desarrollar y explorar sus capacidades lingüísticas ni armar las matrices cognitivas imprescindibles para las exigencias de la producción de los lenguajes y el conocimiento actual. Cuando se piensa en políticas públicas para aumentar el capital humano de los ciudadanos se priorizan los problemas desarrollados en la primera infancia de nutrición, salud, educación.

 

El desarrollo del lenguaje, maestro de la escritura y lectura, debe seguir estando en posición de largada con propuestas innovadoras e inclusivas. Las intervenciones tempranas de políticas públicas orientadas en este sentido deben comenzar en el seno de la familia misma, garantizando y fertilizando todas las iniciativas posteriores que puedan hacer los distintos espacios encargados de enseñanza y promoción de la lectura y escritura.

 

La riqueza semántica, la espontaneidad y la fluidez, la esencia lúdica del lenguaje, las cadencias y las emociones, las rimas y la profundidad de los componentes sintácticos y ortográficos serán los andamiajes en donde se apoyará una actividad metacognitiva enriquecida y profunda . La posterior transferencia a un código escrito y sus concientización y segmentación fonológica orientada por los adultos en contextos para facilitar el descubrimiento de poder leer y comprender se convertirá en un camino placentero de libros y pantallas contextualizado en los entornos socioculturales individuales y colectivos.

 

El fortalecimiento de una posterior trama de acciones sistemáticas referidas a la enseñanza de la lectura y la escritura se dará en el aula y en la biblioteca de la escuela. Además se requerirá una sociedad comprometida con el desarrollo semántico-lector de cada familia y cada comunidad

 

El Estado así garantizará esta inversión inicial como derecho social para el desarrollo de las capacidades plenas para una lectura y escritura reflexiva con el acceso a la información y la disponibilidad de los bienes materiales y simbólicos relacionados con las prácticas lectoras para que desde las familias comience este proceso fundante.


Lic.Graciela Perrone y Equipo BNM

 
 
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