Año 16 - Número 170 / Noviembre de 2017 / ISSN 1667-8397 / BNM Noticias / www.bnm.me.gov.ar
Editorial

Las pedagogías y los espacios donde los chicos aprenden y también nos enseñan, muestran nuevos caminos para explorar, estando hoy en constante transformación para hacer de la escuela el lugar atractivo y contenedor para que esto ocurra. Cada nivel educativo presenta sus particularidades, pero el abordaje de las trayectorias individuales y colectivas en cada escuela teje la trama desde donde se abordará el conocimiento y su reelaboración interdisciplinaria.

 

Toda esta revolución que tiene una miríada de oportunidades, debe ser aprovechada para crear contextos en donde cada alumno pueda comenzar a distinguirse y mirarse con aprecio de sí mismo, donde aprenda a elegir sus valores, y conozca su capacidad de errar y aprender de los errores, de experimentar el camino hacia la madurez.

 

La educación secundaria marca un tramo crucial en este aspecto, ya que da la bienvenida a los jóvenes en un momento crucial de sus vidas, un momento energético, vibrante y decisivo para no solo para su crecimiento, sino también para la contribución que pueden ya generar en aspectos creativos, sociales, políticos, o un momento también muy certero para recuperar aspectos cognitivos o emocionales, todavía no alcanzados y básicamente indispensables para su futuro de inclusión en su futuro desempeño en la escuela y en la participación en su comunidad: hitos tan importantes como las habilidades de la lectoescritura y su brazo de la comprensión tanto escrita como oral, entre otras.

 

Los distintos cambios que se atraviesa en la adolescencia y que conocemos a través de investigaciones científicas, nos dan nuevas pistas para poder potenciar las capacidades de los jóvenes y generar ambientes enriquecidos para que fluyan sus emociones, sus nuevos umbrales y oportunidades de plasticidad cognitiva para los aprendizajes, la elevación de su auto estima, su concepción corporal y el crecimiento de su mirada existencial que ya les permite construir nuevas cosmovisiones, y en ellas su propia identidad.

 

Además de otros cambio significativos, en la adolescencia se abre una extraordinaria reorganización cerebral, tanto a nivel funcional como estructural, muy parecida a la que transitan los chicos en los tres primeros años de vida, donde la estimulación temprana es clave. Este nuevo florecimiento de dendritas y crecimiento de la sustancia blanca en sus cerebros transforma a la adolescencia en un período clave en oportunidades que hay que aprovechar otra vez en la escuela y la familia.

 

La cognición social, el mayor desarrollo del llamado “cerebro ejecutivo” que es la sede de las funciones tales como la toma de decisiones y la interacción con los pares y adultos, son factores para explorar y conocer en el desarrollo del adolescente.

 

Considerar nuevos enfoques desde distintos abordajes teóricos y prácticos, potenciará el diseño de innovación y exploración tanto en la implementación de las pedagogías como en la construcción de espacios donde los jóvenes encuentren sus modos de expresarse y conectarse, y aprendan en forma colaborativa tomándose de las manos en una red de oportunidades ilimitada.


Lic.Graciela Perrone

 
 
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