El espacio en donde se desarrolla el aprendizaje se constituye en el ambiente educativo que debe estar enriquecido por factores que favorezcan el desarrollo integral de los alumnos así como el conjunto de activos que tiene el docente para favorecer su trabajo en el día a día de la escuela.
Estas ecologías del aprendizaje que pueden constituirse en la escuela toda, en el aula, en la biblioteca escolar o en los espacios alternativos en donde se produzca conocimiento, tienen aristas físicas, sociales, disciplinares e institucionales, que conviven y se dinamizan desde los ritmos, los tiempos y las redes de aprendizaje que sustentan los distintos tipos, modelos, proyectos de cada establecimiento.
Los cambios producidos por las tecnologías de la información y comunicación que traspasan los clásicos espacios áulicos, la relación interpersonal dinámica entre docentes y alumnos con nuevos roles que integran diálogos pedagógicos colaborativos y otros factores que consideran las distintas facetas del desarrollo integral de los chicos y jóvenes, además de la estética como parte de la ética y un confort necesario, hacen que el abordaje de la arquitectura escolar en su sentido amplio sea hoy crucial.
El tratamiento de este aspecto de las políticas públicas educativas asume hoy una gran prioridad tanto en acondicionar las escuelas existentes como en el diseño de las nuevas escuelas que promuevan la construcción de espacios de encuentro social y de producción de conocimiento individual y colectivo.
Los chicos y jóvenes tienen que encontrar también en los espacios donde se educan condiciones de calidad estéticas y de confort que les permitan relajarse física y emocionalmente para concentrar todo su potencial cognitivo en los tiempos y ritmos de sus variados aprendizajes. Esto incluye también el desarrollo de valores que concienticen el cuidado de lo común, de lo público, de la apropiación de esos espacios como parte de la riqueza de su vida que puede ser mejor desde una educación cultural y ciudadana.
Lic.Graciela Perrone
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