Año 15 - Número 165 / Junio de 2016 / ISSN 1667-8397 / BNM Noticias / www.bnm.me.gov.ar
Editorial

En un estudio que descubre como el lenguaje es tratado por el cerebro, hay indicios de que una palabra es suficiente para provocar una reacción en nuestras pupilas. Tal como hacen el sol y la noche, dilatando y contrayéndolas para provocar una reacción en nuestra retina, las palabras relacionadas con la luminosidad o la oscuridad tienen el mismo resultado.

 

Así es que el tamaño de las pupilas no depende solamente de la luminosidad de los objetos, sino que puede ser modificadas por la claridad u oscuridad de las palabras ya evocadas, ya sean habladas o escritas.

 

Al utilizar el lenguaje en forma escrita u oral, a través de las palabras, se generan imágenes mentales que seguramente son evocadas desde la memoria y ayudan a comprender su significado, y aparentemente influyen el tamaño de las pupilas, por donde entra la luz y también la información que se transforma en imágenes sean objetos, formas o letras.

 

Después de leer este nuevo hallazgo desde investigaciones de psicología cognitiva y neurociencia, comencé a imaginar tantas pupilas como usuarios en una biblioteca, hablando, escribiendo o leyendo palabras que tuvieran que ver con la luz o las tinieblas.

 

El paseo de la mirada por los títulos de los libros en las estanterías, los apuntes de física, de fotografía, mitología y geografía, los poemas románticos o las novelas negras, los comentarios del clima diario, las líneas del teatro griego o “shakespiriano “, en fin, toda una catarata de palabras lumínicas que seguramente incitarían a una coreografía de pupilas de usuarios lectores en movimiento.


Lic.Graciela Perrone

 
 
Biblioteca Nacional de Maestros
Pizzurno 953 (C1020ACA)- Tel. +54 (11) 4129-1272 - bnminfo@me.gov.ar

Dirección: Lic. Perrone - Coordinación y producción: Eugenia Viña - DG Javier Marcon.