El papel de las bibliotecas públicas en la participación de la formación e instrucción cívica del ciudadano es parte de su génesis organizacional. Por un lado, no existe formación cívica y generación de competencias para un ciudadano informado, reflexivo, crítico y participativo sino se generan competencias para un lenguaje y escritura expresivas y autónomas. Desde esta arista, las bibliotecas han brindado la oportunidad de encender, profundizar y perpetuar la trama intelectual que permite construir las herramientas cognitivas de sus usuarios y desde las edades más tempranas, estuvieran estos transitando por los canales de la educación formal o no.

Por otro lado, y en forma paralela, esta trama intelectual es la que ha permitido a los ciudadanos, y desde estas mismas instituciones, familiarizarse con el acceso y el uso de la información e incorporarlo como un derecho esencial y necesario para la participación en la vida de una sociedad democrática.

En las sociedades con vida institucional de larga data, en donde las instituciones han crecido y cambiado sin interrupción al ritmo de un desarrollo histórico propio y en marcos democráticos, la posibilidad de estar informado, de conocer derechos y obligaciones, de poder tener acceso a los instrumentos de participación cívica y de generar redes ciudadanas de acción colectiva han tenido un desarrollo paralelo en la evolución histórica de los  perfiles ciudadanos, generando una mayor consolidación en proporción al grado de ejercicio de libertades individuales  y cumplimiento de la  ley  de cada sociedad.

En los países más jóvenes o en aquellas sociedades que han sido sometidas a interrupciones institucionales, donde los constructos de la democracia se han visto teñidos por períodos de autoritarismo, donde las reformas del estado han sido incipientes o superficiales,  la necesidad de  construir espacios para brindar un acceso a la información con equidad a todos los ciudadanos es crucial  para fortalecerlos en la participación y defensa de sus derechos y deberes como integrantes de una sociedad política y cívica participativa.

 

En nuestros  países la generación de ciudadanos conscientes del significado que tiene su poder ciudadano en términos de modelar con las distintas formas participativas políticas y civiles la propia defensa de sus intereses básicos y generales, necesita estar acompañada además por acciones de alfabetización tradicional y digital que desde la misma escuela y desde las bibliotecas escolares y públicas que rompan el círculo vicioso inicial de la ignorancia y desconocimiento y que permitan a los individuos a través del acceso a la información pertinente convertirse en usuarios activos de la democracia.

Por ello en sus espacios  in-situ o virtuales o a través de sus programas especiales la BNM construye redes de usuarios que desarrollan competencias para el acceso y uso de la información, y apoyan el desarrollo de usuarios que exigen calidad en los bienes públicos y consecuentemente, calidad institucional en quienes lo proporcionan.

La BNM diseña  –para lograrlo- una  organización que quiere demostrar que desde el Estado, desde lo público se debe y se puede generar aquellos servicios esenciales o bienes públicos que son estratégicos para una  vida ciudadana de calidad y para el desarrollo del capital intelectual de la nación.

Con la transparencia y la ética que se requiere en el desarrollo de las acciones de política pública y la incorporación de sistemas de calidad orientados a cada tipo de organización, la BNM ha transitado ya diez años de gestión con los resultados visibles de que con la misma cantidad de recursos humanos y con el mismo presupuesto digno y estable ha pasado de ser una biblioteca en sí misma para convesrtirse en la coordinadora de un programa nacional que lidera el desarrollo de sus redes federales de información en el sistema educativo nacional.

Transparencia y ética, innovación, idoneidad  e inteligencia organizacional. Pero todo esto se ha hecho posible también y especialmente  por haber comprometido este desafío a través de animarse a adherirse al Programa de Carta de Compromiso con el Ciudadano de la Subsecretaria de la Función Púublica de la Nación.

Con la asistencia técnica de sus expertos y el esfuerzo de la gente de la BNM hoy estamos firmando nuestra tercera carta, carta integral como las dos anteriores que compromete casi la totalidad de los procesos instalados en las distintas unidades de información de la BNM. La lectura de las mismas permite al ciudadano hacer un seguimiento no sólo de la evolución organizacional de la BNM sino también del crecimiento de su radio de acción, de la actualización de sus tecnología y de la profundización de la calidad de los procesos y bienes ya logrados, y ahora incluyendo nuestros proyectos especiales con las redes federales, todo bajo un ciudadoso consenso logrado desde sus mismos profesionales, técnicos y personal de apoyo.

Hoy escuchaba en la radio a algunos periodistas que se preguntaban ante un hecho de cámara oculta cómo hacer para que no se produzcan estos hechos de corrupción en los procesos públicos, cómo podrían intervenir los ciudadanos para mirar cómo se gestiona en las organizaciones públicas. Tanto los programas de participación como el que las organizaciones públicas firmen sus compromisos de transparencia, objetivos y calidad pueden ser mecanismos de gran fuerza para cuidar de nuestros  erarios públicos y para direccionarlos de forma equitativa y eficiente para cumplir con  la misión que tiene cada organización.

Hoy entonces firmamos nuestra tercera carta de compromiso con el ciudadano, responsabilidad que asume esta Dirección junto con la gente de la BNM, con la convicción de que a través de su implementación contribuiremos desde nuestra parte a generar un nuevo Estado con calidad para todos.

 

Lic. Graciela Perrone

Directora BNM