“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte” (Minerva Mirabal)
El 17 de diciembre de 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres, con el objetivo de visibilizar, reflexionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres.
La ONU propuso este día como una jornada de reivindicación e invitó a gobiernos, organizaciones internacionales y no gubernamentales a convocar a actividades dirigidas a sensibilizar acerca del tema y a reclamar políticas en todos los países para su erradicación. En Argentina se realizan desde hace años diversas actividades, reclamos y manifestaciones durante el 25 de noviembre.
La fecha fue elegida en memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas, también conocidas como “Las Mirabal” o “Las Mariposas”, que enfrentaron en República Dominicana al dictador Rafael Leónidas Trujillo durante la década de 1950. La llamada “Era de Trujillo” consistió en un gobierno anticomunista que durante 30 años violó los derechos humanos a través de la represión, tortura, desaparición y muerte de opositores. Hasta su muerte en 1961, la tiranía de Trujillo representó una de las más sangrientas de América Latina en el siglo XX: hubo más de 50 mil asesinatos durante su mandato. Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias ocasiones, a pesar de lo cual continuaron luchando. Finalmente fueron brutalmente asesinadas por orden de Trujillo el 25 de noviembre de 1960 a manos de su servicio secreto. La lucha y el activismo de las tres mujeres es y sigue siendo un ejemplo a seguir.
En 1981 se decidió por primera vez rendirles homenaje durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que se realizó en Bogotá, Colombia. En ese momento la conmemoración fue denominada Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres. Para 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, a la que definió como “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
La legislación referida a la violencia contra las mujeres tiene años de historia. A nivel internacional, y apelando a una gran síntesis, se constituyeron acuerdos pioneros, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) en 1979; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) en 1994, y los Principios de Yogyakarta en 2006.
En nuestro país, los logros para erradicar este tipo de violencia se deben a una enorme trayectoria que parte de los primeros movimientos feministas anarquistas, socialistas y de librepensadoras de fines del siglo XIX y principios del siglo XX; las mujeres de los años 30 y 40 que lograron militar en partidos políticos; las feministas de la década de 1970 que adhirieron a “lo personal es político” y criticaron la mujer-objeto que se mostraba en los medios de comunicación; las conquistadoras de las calles post golpe cívico militar; la inclusión de sectores populares y lésbicos en los 90; más de 30 años de Encuentros Nacionales de Mujeres y las masivas movilizaciones de 2015 bajo la consigna “Ni Una Menos”, todo lo cual permitió visibilizar las violencias patriarcales e instalar la problemática en la agenda pública.
Dentro de la normativa argentina, la Ley N° 26.485 de Protección Integral Para Prevenir, Sancionar, Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales fue un punto de inflexión y significó un gran avance a la hora de identificar, visibilizar y elaborar políticas públicas que trabajaran la temática. La norma establece la integralidad en el abordaje de las violencias y la transversalización de la perspectiva de género. Especifica distintos tipos o formas de violencia (física, psicológica, sexual, económica y patrimonial, simbólica y política), así como modalidades o ámbitos donde ocurre (doméstica, institucional, laboral, contra la libertad reproductiva, obstétrica, mediática, en el espacio público y en su modalidad pública y política). Se agregó luego la violencia digital, que está enmarcada en las leyes de delitos informáticos y grooming (con menores de edad).
El Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad define a la Violencia por razones de género como “aquella que es ejercida por un sujeto varón cis heterosexual, o por el entramado social en favor de él o el colectivo al que pertenece. Socialmente, y cada varón, se adjudica a sí mismo la potestad de decidir, manejar, manipular las acciones, las decisiones, y el cuerpo de una persona con otro género. Este poder de decidir sobre sus cuerpos se basa en una matriz y raíz misógina (es decir, odio a una mujer por ser mujer, odio al género femenino) y de homo-lesbo-trans-bi odio (es decir, odio a todo aquello que no es cis heterosexual). La violencia de género coarta el acceso a los derechos de las personas, a vivir libremente, a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas, como a disfrutar de sus deseos. Además de resultar en una vulneración de derechos, constituye un privilegio masculino de decidir sobre otres”.
Visibilizar y erradicar las relaciones desiguales basadas en el género, que responden a relaciones de poder patriarcal consolidadas a lo largo de la historia y dan lugar a distintas formas de esta violencia, fue y es uno de los objetivos del feminismo y debería ser el de toda la población.
Si a nivel personal o de saberse de alguien que estuviera pasando por alguna situación de violencia por razones de género, se puede llamar al 144 todos los días del año, las 24 horas y desde cualquier lugar del país. Dentro del Ministerio de Educación se puede recibir asesoramiento desde el Programa de Género y Diversidad: genero.diversidad@educacion.gob.ar, y en el caso de Educar, el canal de comunicación es genero@educar.gob.ar.
Por último, les acercamos las Jornadas Educar en Igualdad con orientaciones y propuestas para las instituciones educativas sobre Prevención y erradicación de la violencia por motivos de género Ley Nº 27.234 para Nivel Inicial, Nivel Primario y Nivel Secundario.