Alfonsina Storni Martignoni nació en Capriasca, Suiza el 29 de mayo de 1892, durante unas vacaciones de sus padres sugeridas por el médico de la familia.
Criada entre San Juan y Rosario, a los doce años comienza a escribir poemas centrados en el clima de estrecheces y desolación en el que vivía con sus tres hermanos. Tras la muerte de su padre y con catorce años, va a estudiar magisterio en Coronda, Santa Fe.
También se desempeña como operaria en una empresa de gorras, de aceites y como celadora de una escuela, al tiempo que trabaja como corista en un teatro rosarino. Con el título de maestra rural, ejerce en una escuela de Rosario que llega a dirigir. Sus cuadros de depresión, neurosis, paranoia y sus constantes ataques de nervios la alejan de la actividad. La constante en una vida de altibajos es su firme vocación de escritora. Publica sus primeros versos en revistas rosarinas. A los veinte años, da a luz a su hijo Alejandro. El padre es desconocido, aunque se sabe que fue producto de un hombre casado, bastante mayor que ella, que constituye uno de sus desengaños amorosos.