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Historia y bibliotecas: Biblioteca Nacional del Ecuador

Para hablar de los antecedentes históricos de la Biblioteca Nacional de Ecuador nos debemos remontar a 1585, cuando los jesuitas desembarcaron en estos territorios, ya que una de las más importantes bibliotecas de Sudamérica en la época de la colonia española fue la Biblioteca del Colegio Máximo de San Ignacio de Loyola, en la ciudad de Quito. Tanto el convento, como el colegio y más tarde la biblioteca y la Universidad de San Gregorio fueron creados y pertenecieron por largo tiempo a los jesuitas quienes propiciaron un ámbito cultural y educativo en nuestro continente hasta su expulsión.

Una de las consecuencias de este hecho fue que el fondo bibliográfico de la Biblioteca del Colegio Máximo pasó a conformar la colección de la primera biblioteca pública de Ecuador. Se inauguró el 25 de mayo de 1792 y se designó a Eugenio Espejo como su primer bibliotecario. Esto demostraba la importancia y el prestigio que se le otorgó a la flamante institución, ya que Espejo fue un intelectual de una sólida formación: médico, investigador, periodista, abogado, y uno de los más destacados ideólogos y propulsores de las ideas independentistas. En su homenaje la Biblioteca Nacional lleva hoy su nombre.

Al crearse la república, la Biblioteca como institución no quedó al margen de este proceso y fue en 1838 cuando cambió su denominación por el de Biblioteca Nacional de Ecuador. Durante la segunda mitad del siglo XIX la biblioteca sufrió dos grandes terremotos que causaron importantes pérdidas; a pesar de ello continuó con gran esfuerzo enriqueciendo su colección, brindando servicios y cumpliendo las funciones de una biblioteca nacional. Estos logros fueron en gran parte gracias a los jesuitas que en 1862 nuevamente se hicieron cargo de la Biblioteca, logrando reorganizar la biblioteca, elaborando el catálogo, ampliando los servicios y acondicionando el edificio. Los jesuitas continuaron a cargo de la Biblioteca hasta 1876.

El 9 de agosto de 1944 por un decreto presidencial se creó la Casa de la Cultura Ecuatoriana y se estableció que la Biblioteca Nacional pasaba a formar parte de ella, brindándole de esta manera un nuevo impulso. En 1983 se construyó el nuevo edificio donde funciona hasta nuestros días.

Actualmente una de las funciones más importantes de la Biblioteca Eugenio Espejo es la de rescatar, resguardar y poner en valor el patrimonio bibliográfico y cultural ecuatoriano, facilitando el acceso a sus colecciones por parte de toda la población.

Bibliografía consultada

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